jueves, 29 de marzo de 2012

los quemeros de josé león suárez

QUEMEROS EN EL CEAMSE.


Los quemeros proceden de la población marginal de José León Suárez, de los alrededores del Relleno Norte III, y hacen de esta actividad su principal estrategia de subsistencia. El CEAMSE ha implementado un fuerte dispositivo policial de seguridad en torno al basural. Hubo un período de encarnizada lucha corporal por el acceso a la basura. Pero desde el año 2004 se permite la entrada de los quemeros durante una hora por día.
Esta política de permisividad con el cirujeo en el relleno es un aspecto de un viraje más general en la política de basura, que parece tender a transformarse en una política de minimización y recuperación, intentando reducir el enterramiento.
Sostengo en este trabajo que el caso de los quemeros nos permite combinar el análisis micropolítico, localizado de estas luchas, con el análisis macro de la política de basura a nivel del Estado, enlazando de este modo la basura con el proceso de valorización y acumulación del capital. Para ello utilizo una mirada interpretativa que tiende a desfetichizar las nociones de basura y de Estado, que en esta perspectiva no son una cosa o un sujeto, sino entramados de relaciones sociales. En esta red de relacione sociales, los quemeros son objeto de “basurización” es decir son los que sufren las relaciones de dominación, se encuentran subordinados, y en tanto que excluidos, son explotados económicamente. Del otro lado de esta relación, si bien aparece el Estado, el verdadero antagonista es la clase dominante, propietaria de los medios de producción, beneficiaria económica de estas relaciones, cuyo influjo de poder es decisivo sobre la naturaleza de la acción estatal y sobre los procesos simbólicos de normalización que se corporizan a través de la basura, en perjuicio, no solo de los quemeros, sino de todo el colectivo social.
Para seguir leyendo: http://www.poderyderecho.blogspot.com.ar/2008/10/quemeros-en-el-ceamse.html

ALICIA DUVOVNE ORTIZ toma estas palabras

Es muy interesante la teoría de la basura libidinal…
-No es mi teoría, en este punto le dejé la palabra a los cartoneros mismos y a los especialistas en basurología; el más teórico de todos en el libro es Raúl Alvarez, abogado, quien tiene la teoría de la basura libidinal y la contracara del capitalismo que es la acumulación de capital y por otro lado la acumulación de basura. El que teoriza sobre esto es él, yo vengo de una actitud casi inocente porque me encanta empezar mis investigaciones de cero, sin saber nada… y si algo sé, me hago la que no sé. Pero en este caso realmente, venía de París y no sabía qué era el CEAMSE, de modo que parto de ahí y escucho. Creo que ahí está la ventaja de este libro: les doy el micrófono a ellos.
“Fui en persona disfrazada de ciruja”


sábado, 10 de marzo de 2012

Presentacion del libro

Presentación del libro en Power Point

Entrevista Periódico Huella



“Hace falta una política ambiental”
Sábado 10 de marzo de 2012
A fines de 2011 el doctor Raúl Néstor Álvarez (abogado,
docente y licenciado en ciencia política) publicó en la edito-
rial Dunken el libro “La basura es lo más rico que hay – Re-
laciones políticas en el terreno de la basura”, una inves-
tigación sobre los “quemeros” y los emprendimientos
sociales en el Relleno Norte III de la CEAMSE. El trabajo
fue elaborado por Álvarez en base a su tesis para la
maestría en Ciencia Política de la Universidad Nacional
de San Martín y hurga en el poco conocido tema del
reciclado de basura y los “quemeros”, que son los traba-
jadores que recuperan materiales y objetos en los basu-
rales, antiguamente llamados “la quema”. Dentro del
universo de los “cirujas” y a diferencia de los cartoneros,
botelleros o graseros, que se desplazan por la ciudad con
carros de mano, los quemeros recogen los residuos en
los mismos basurales, con todo el riesgo que ello impli-
ca. Semanas atrás Álvarez
dialogó con Huella y explicó
los temas que aborda en el
libro.
-Huella: ¿Cómo surge la
idea de investigar sobre el
tema de la basura?
-Raúl Álvarez: Tomo cono-
cimiento sobre el tema en el
año 2005, cuando trabajando
como abogado me consultan
los integrantes de la agrupa-
ción “8 de Mayo”, que es una de
las ocho que se dedica a la
recuperación de basura en
José León Suárez, y me piden
que los acompañe a negociar
el convenio con las autorida-
des de la CEAMSE (Coordinación Ecológica Área Metropo-
litana Sociedad del Estado), sobre el cual tenían muchas
sospechas. Comienzo a negociar, hacemos un proyecto de
convenio alternativo y durante esa negociación veo que la
CEAMSE se niega sistemáticamente a entregar determina-
da basura. Entonces me pregunto cuál es la razón por la que
no quiere hacerlo. ¿Por qué no le quieren dar la basura a la
gente, si es algo que de lo contrario se tira? ¿Qué problema
hay ahí? Indago con los quemeros, que es gente vinculada
a la organización, y veo que la carga de los camiones no vale
toda igual. Que hay camiones que la gente prefiere y otros
que no, y que también hay residuos que la CEAMSE les
quiere dar y otros que no. Me doy cuenta entonces que detrás
de ese conflicto hay otra cuestión que hay que investigar. Yo
sigo vinculado y voy siguiendo el tema con la organización
“8 de Mayo”, que es uno de los asentamientos de Barrio
Libertador. En seguida me voy vinculando y trabajo con la
gente de Lidia Quinteros, del Tren Blanco. Cuando llego a
la fase de desarrollo central del trabajo de campo, recién
entonces me vinculo a las otras 7 organizaciones que hay,
que son más afines a la dirección de la CEAMSE y más
identificadas políticamente con el peronismo.
En ese entonces yo cursaba la maestría en ciencias
Entrevista con el doctor Raúl Álvarez, autor del libro "La basura es lo más rico que hay":
políticas de la Universidad Nacional de San Martín y
cuando llega el momento desarrollo el trabajo de campo,
escribo y presento la tesis y después de que la aprueban
en julio de 2011, con cierta tardanza por algunos proble-
mas con la organización del tribunal, la publico a través
de este libro, para darle al tema mayor difusión.
-Huella: ¿Cómo enfocás la investigación?
-R. A.: Por un lado hice el trabajo etnográfico, que
significa que vas al lugar, hablás con la gente, convivís con
ella, compartís todo y tratás de sentir lo que sienten ellos
durante un período más o menos prolongado. Por ejem-
plo, fui a abrir bolsitas en el basural, a separar residuos en
la cinta transportadora de alguna de las plantas para ver
cómo es el laburo. Te sirve para ver qué pasa ahí, por qué
primero sienten olor y después no lo sienten más, qué les
da asco y qué no. Traté de meterme en ese universo de lo
subjetivo, de las percepciones.
En función de lo que fui viendo analicé qué marco teórico me
permitía contestar mejor las preguntas que me estaba ha-
ciendo. La pregunta básica era: si se trata de basura, ¿por qué
la CEAMSE no se las da? En cuanto al marco teórico que utilizo hay tres ideas centrales
que constituyen el aporte desde lo conceptual, desde lo
académico. Uno es una visión del Estado, que sostiene que
éste no es un órgano neutral separado de la sociedad sino
que está conformado por los conflictos que se dan en la
sociedad y que los distintos órganos que lo conforman
juegan un papel en función de dichos conflictos. Es decir,
que el Estado nunca es neutral. No es un árbitro porque no
está por fuera de los conflictos, es más bien parte del
conflicto disfrazado de árbitro. En el tema específico de la
basura encuentro que el Estado sistemáticamente es
deficitario, porque la basura funciona en relación de la
obtención de plusvalía del capital. O sea, si hay un objeto
en la basura, que fue descartado cuando ya no era útil,
significa que hubo alguien que ganó dinero con el resto de
ese objeto, que se aprovechó. Si hay botellas de agua
mineral de plástico, vacías, que están contaminando en la
basura, es porque hubo una empresa que ganó plata con
cada unidad de agua mineral que vendió. La basura es un
complemento necesario de la acumulación de capital. Y el
Estado, frente a esto, no es neutral. El Estado asume las
pérdidas. ¿La basura sobre quién la descargamos? La
descargamos sobre el dominio público, que es el Estado.
Entonces el Estado, en representación de la sociedad,
asume las pérdidas ambientales para que el capital priva-
do pueda obtener ganancias. La CEAMSE es eso: una gran
esponja que absorbe basura y nos hipoteca el futuro a
todos.
Foto: Leonardo Mazza


-Huella: ¿Cuáles eran las otras dos ideas?
-R.A.: La segunda es la cuestión de la propiedad. Yo
encontré que la relación entre basura y propiedad es
inversa. Todos los objetos que tienen un valor de mercado
positivo, que se pueden valorar, permanecen en el área
privada, en la esfera de la propiedad de cada uno. Uno se
desapropia de un objeto cuando percibe que el mismo
pasó al valor de cambio negativo. Es decir, cuando no tiene
valor. Los dos campos de valor funcionan unificados.
Entonces la basura no es basura, es un conjunto de
objetos que por una relación social desigual pasaron al
campo negativo. Pero son materiales que están en la
sociedad y algo hay que hacer con ellos. En este marco,
aparece también la fase del reciclado. Como la estructura
social es desigual, los objetos que son descartados
porque ya no les sirven a los sectores sociales más altos,
son empleados por los sectores más bajos, a los que sí
les sirven. La desigualdad social permite que la población
marginal, que es la que está más abajo que todos, cuando
recibe objetos que fueron descartados por los sectores
más altos, los pueda recuperar, los pueda aprovechar. Las
plantas sociales de recuperación de basura se conforman
en base a esa ecuación. La tercera idea es la cuestión de
la normalización. Hay una norma de higiene y de hábitos,
una norma cultural que nosotros incorporamos, que nos
indica que lo que es disfuncional, lo que consideramos
sucio, negativo, que desordena, que contamina y enferma,
lo debemos sacar de la circulación en la sociedad y ponerlo
en el tacho de la basura. La basura es lo excluido. La pauta
normal con la que fuimos formados todos los sujetos
sostiene que la basura es algo asqueroso que hay que
sacar afuera porque es desechable. Lo que hacen los
cirujas es desandar este concepto, desandar este prejui-
cio. Para eso tienen que superar el asco. El asco es algo
que se aprende. Uno no nace naturalmente con asco. A los
chicos les enseñamos a tener asco. Los animales, en
cambio, no tienen asco; ellos comen de la basura. Los
cirujas tienen que superar el asco por obligación, por ne-
cesidad. Sólo conservan el asco por animales muertos,
por restos y fetos humanos que suelen aparecer y por las
bolsas con excremento humano que no se sabe por qué
aparecen en las cintas transportadoras que hay en las plantas de separación. En
cambio, el común de la gente, o sea los sectores integra-
dos en la sociedad, que no tienen que ir a revolver la basura,
siguen teniendo asco. Entonces cuando ven a los cirujas,
ven a personas que están mezcladas con esa cosa asque-
rosa que es la basura. Entonces sienten asco también por
esas personas. Esas personas quedan como impregna-
das de la asquerosidad de la basura y son “basurizadas”.
Cuando el Estado las reprime, para el sentido común
parece justificado, porque esa gente está mezclada con
cosas que son asquerosas. El ciruja queda entonces
estigmatizado por la basura y se lo trata como tal. Dentro del
desarrollo de la sociedad capitalista en nuestro país, no
tiene destino, no tiene ninguna función que cumplir, ni
siquiera sirve para llevar a la baja el nivel de los salarios. No
hay proyecto para ellos. Entonces el único designio del
sistema es que desaparezcan, que se vayan o se mueran.
Lo que logran los cirujas, los quemeros en particular, es
utilizar esta aptitud de recuperar, de ir más allá del prejuicio
de separar basura y armar una alternativa. Es decir, armar
un movimiento y crear una fuente de trabajo genuina en base
a esta actividad que vienen desarrollando históricamente.
-Huella: ¿Así es como surge el tema de las plantas
sociales de recuperación de basura?
-R.A.: Sí. Hay en total 9 plantas sociales de separación
de basura, que emplean a unas 600 personas aproxima-
damente. El de San Martín es el polo más grande de
reciclaje de basura cruda que hay en el país. Es una
experiencia piloto, un ensayo político y social muy innova-
dor a través del cual el Estado co-gestiona, o sea subsidia
a organizaciones sociales para que desarrollen
emprendimientos productivos a partir de la nada, o sea de
la basura. Una de las particularidades que tiene este
emprendimiento de José León Suárez es que funciona en
una zona en la que no hay un reclamo ambiental en torno
de la basura. En la mayor parte de la provincia de Buenos
Aires se generó en los últimos años un rechazo a la basura,
por los conflictos que han generado los rellenos que es-
tán en funcionamiento. Nadie quiere la basura en su territo-
rio, en su propio distrito. Todo el mundo genera basura, pero
la quiere descargar en otra zona, ajena a su distrito, que
es lo que hace la Ciudad de Buenos Aires con la provin-
cia. En cambio, en José León Suárez, como los recupe-
radores pudieron organizar se y gestar este proyecto jun-
to con el Estado, y encontraron fuentes de trabajo y vie-
ron que de la basura pueden hacer un modo de vida, la
localidad se convirtió en el único territorio de la Provincia
que acepta la basura. Es obvio que el caso podría ser imita-
do. En cualquier distrito donde haya basura y población
marginal que trabaje con ella se puede instalar una planta de separación con subsidio
del Estado. Lo que pasa es que nadie quiere meterse en
el tema, porque ningún intendente quiere aceptar basura
en su territorio. Y lidiar con las organizaciones de las
zonas marginales también es muy difícil. Los movimientos
ambientalistas por su parte están de acuerdo con la recu-
peración de basura. En lo que no están de acuerdo es en las
condiciones en que se procesa, porque todas las plantas
tienen filtrado, tienen olores y vectores. En realidad el recla-
mo que hacen los vecinos contra los basurales en zonas como General Rodríguez,
Ciudad Evita o Punta Lara no es en sí ambientalista; más
bien es una actitud irresponsable de ciudadanos muy
individualistas que dicen: en mi barrio no. Piensan en
forma muy egoísta. Por un lado no quieren que los roben,
pero por el otro tampoco quieren darle cabida a una
alternativa que, aunque no es la ideal para las personas
marginales, al menos les sirve para subsistir.
-Huella: ¿Cómo era la situación de la basura antes de
la creación de la CEAMSE?
-R.A.: Hasta el año 1977 la basura se disponía de
manera irregular. Cada municipio tenía sus propios basu-
rales, que eran a cielo abierto. En la Ciudad de Buenos
Aires, en particular, y en todas las zonas de conglomerados
urbanos la basura se incineraba. Cada edificio tenía su
sistema de incineración y tenía en el palier una tolbita
donde se arrojaba la basura y se quemaba en un subsue-
lo. Toda la ciudad tenía en toces edificios humeantes
que impregnaban el aire de smog. Lo que quiso hacer el
gobierno de la dictadura militar fue limpiar el aire y en
ese sentido lo logró con la creación del relleno sanitario
de la CEAMSE. Lo anterior a la CEAMSE, al “enterramien-
to” sanitario era la disposición a cielo abierto, irregular, y la
quema, que era peor. En ese sentido la CEAMSE fue un
avance. La idea de hacerlo fue de un abogado, que diseñó
el proyecto del Cinturón Ecológico con la intención de
prohibir la incineración de basura y la quema a cielo abierto
y evitar así la contaminación de la atmósfera. La idea era
utilizar la basura para rellenar terrenos bajos y hacer
parques recreativos como el actual Parque San Martín. Esto
se iba a hacer en todo el Conurbano y se iba a unir con
una autopista, que es el actual Camino del Buen Ayre. El
proyecto del Cinturón Ecológico ganó un premio en 1975
y lo implementó la dictadura militar, aunque lo hizo a me-
dias. Había sin embargo un problema: el proyecto no pre-
veía que los terrenos bajos están más cerca de las napas
de agua, donde no hay que tirar precisamente basura
porque las contamina.
-Huella: ¿De dónde viene el título de libro?
-R.A.: El título no es mío. Viene de un dicho de un com-
pañero de la planta de Villa Lanzone, llamado Cirilo. Es-
tábamos un día en una asamblea en la que se trataba una
serie de reglamentos para los recuperadores del lugar.
Una de las propuestas de los técnicos de la CEAMSE era
la de que los recuperadores usaran guantes y barbijos.
Cuando escuchó eso uno de los pibes, que estaba arriba
de una de las montañas de basura, gritó: ¿Para qué vamos
a usar barbijos? Si la basura es lo más rico que hay. Había
ironía en la frase y doble sentido, porque hacía referencia
a que ellos comían de la basura y que por esa razón no se
podían tapar la boca. También aludía al valor económico
de la basura, por eso decía que era rica.
-Huella: En el libro mencionás que además de la
represión de la policía, hubo uniformados que presiona-
ban a los quemeros para que les diesen parte de lo que
sacaban de la basura e incluso que pedían favores
sexuales a las mujeres...
-R.A.: Sí, pero fue en la etapa inicial del conflicto. Hoy
creo que ya no se dan esos casos, pese a que hay una
situación de tensa calma, porque la policía está vigilando
todo el tiempo. No llevan armas, pero portan palos en la
mano, haciendo ostentación. Está la fuerza de seguridad
controlando como está en las canchas de fútbol. Pero ya
no hay situaciones de violencia como había antes. Hasta
el caso de Diego Duarte, el chico de 10 años que desapa-
reció entre la basura en 2004, los quemeros querían
entrar a la CEAMSE durante la noche para sacar basura,
pero la seguridad del lugar se los impedía .En ese marco
algunos policías llegaban a hacer arreglos con los
quemeros y les cobraban como un peaje, como una
comisión, y les hacían dejar parte de lo que recaudaban.
Entre los relatos recogí algunos sobre favores sexuales
a los policías por parte de algunas quemeras para poder
entrar a los terrenos de la CEAMSE.
-Huella: ¿Cuál es la situación actual?
-R.A.: Lo que falta es una política ambiental. Este polo
de reciclaje se armó no por motivos ambientales sino por
razones coyunturales, para descomprimir los conflictos
sociales que generaban los quemeros y la gente de sus
barrios con el corte de rutas. Si además se tuviera en
miras la cuestión ambiental, esto habría que multiplicarlo
por 200. Si se quisiera hacer una política ambiental de
reciclaje, habría que hacer algo cuantitativamente muy
superior. Hay que partir de esta experiencia en José León
Suárez, porque ha sido como una prueba piloto, pero esto
abarca menos de la mitad de la basura que se maneja.
TAPA DEL LIBRO
La basura la descargamos sobre el dominio
público, que es el Estado. Entonces el Estado,
en representación de la sociedad, asume las
pérdidas ambientales para que el capital
privado pueda obtener ganancias. La CEAMSE
es eso: una gran esponja que absorbe
basura y nos hipoteca el futuro a todos.

Entrevista Angel Frigo.